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ANGEL-A / Francia / 2005
Hace bien poco me topé por sorpresa con esta peli de Luc Besson que desconocía por completo. ¡Hermoso descubrimiento! Para entender ANGEL-A, hay que ponerse en contexto. Tras el total (e injusto) batacazo que se pegó con su megalómana (y magnífica) versión de JUANA DE ARCO, el bueno de Besson entró en crisis creativa. Alejado de la dirección por seis años, fundó su productora Europacorps, que ahora se dedica a euro-divertimentos de acción tipo TAKEN, en las antípodas de lo que fue ANGEL-A, una de sus primeras producciones. Blanco y negro. París. Romance. Comedia. Y un misterio. Estas son las bases de esta pequeña, íntima, deliciosa película, que parece un grito de autoría (Besson también firma el guión) frente a una carrera que parecía que se despeñaba al abismo de las superproducciones industriales. De hecho, así fue. Seguramente ANGEL-A sea el hermoso canto de cisne de Luc Besson como cineasta/autor, una peli nostálgica en formato mini, que quiere mirar de reojo hacia atrás, no sólo hacia los orígenes más atrevidos de su propio autor (KAMIKAZE 1999) sino hacia esa panda de tarados de la Nouvelle Vague que le precedieron, incluso el retrovisor llega hasta las fábulas de Frank Capra. Y es que ANGEL-A es una película netamente francesa y netamente bessoniana, apegada a su tiempo y generación a la vez que profundamente respetuosa al legado de Godard y Truffaut. Más allá de su precioso blanco y negro, hay en la inmediatez de algunos exteriores, en la vibrante planificación callejera de París, en la química entre ligereza y profundidad que tiñe toda la peli, mucho de AL FINAL DE LA ESCAPADA, y también algo de la efusión de sentimientos (tristeza insondable, alegría desatada) de cuentos como ¡QUÉ BELLO ES VIVIR!. Curiosa reivindicación del que fue abanderado de la modernidad. Alquimia de contrastes que se visualiza magistralmente desde esa secuencia de los suicidas en el puente, en la que el bajito, feo, achaparrado y desarrapado gañán interpretado por el gran Jamel Debbouze se enfrenta/salva a Ángela, altísima, estilizada, seductora, elegante y misteriosa mujer con formas de supermodelo y maneras de camionero, en la piel de la espectacular Rie Rasmussen, verdadera modelo descubierta para el cine por Brian De Palma y últimamente reconvertida a directora. La tensión/atracción entre los dos es la base sobre la que se desarrolla la apasionada historia de ANGEL-A, disparando chispeantes diálogos a la velocidad de la luz, jugueteando con ritmos y formatos y que, curiosamente, tiene sus momentos más potentes en sus escenas más sencillas. Atención a la emocionante confesión frente al espejo o la manera que tiene Ángela de mostrar su verdadera naturaleza en la cafetería. Y así, sin más pretensiones que contar una historia de amor y redención desde lo sencillo y lo particular, Besson juega todo el rato con una amplio registro cómico, desde lo sutil y poético hasta el desbarre grotesco, sin perder nunca el pulso ni el interés sobre las desventuras de esta extraña pareja. Por descontado, una de las mejores comedias románticas que he visto nunca. ¡A rescatarla, vamos!

- Lo mejor: todo funciona en esta deliciosa, divertida y emocionante miniatura

- Lo peor: el contraste entre lo más naif y lo más grotesco puede desorientar a más de uno

  CABEZAS

2 vituperios:

Kaze dijo...

oye pues me la apunto, es un director que me mola mucho, una pena que callese tan bajo con la saga del Arthur :S a ver si vuelve pronto "a retomar el vuelo" :)

Karba dijo...

Pues a por ella Iván, porque a mí me sorprendió mucho. La última gran peli que ha dirigido Besson, un tipo que a mí también me gusta cantidad. Eso sí, nada que ver con sus grandes producciones. Ya verás que delicia de peli socio.
Gracias por pasarte!