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VALHALLA RISING / Dinamarca-Reino Unido / 2009
Tras el agradable sorpresón del año pasado con DRIVE, y el descubrimiento de un talento que ya tiene a sus espaldas una nutrida carrera, comienzo con mi paseo retrospectivo por la filmografía del danés Nicolas Winding Refn, Nico para los amigos. VALHALLA RISING, su anterior peli, es una auténtica anomalía. Para empezar, ya me diréis cómo gestionar algo que suelen etiquetar a la vez como "vikingos" y "experimental". Pues sí. VALHALLA RISING es una película "de" vikingos pero en las antípodas de lo que cualquiera podría esperar de tal cosa. Olvidaos de épicas batallas, grandes discursos y climax emocionante. Olvidaos de un desarrollo estándar y de un visionado fácil. Esto no es BRAVEHEART. El protagonista no pronuncia una sola palabra durante todo el metraje y por no tener, no tiene ni nombre. La película está estructurada en grandes bloques-capítulos conceptuales. Y todo funciona por impregnación. Se te mete en la testa y la piel por vía sensitiva. Aparentemente, la historia es el proceso de liberación de un esclavo, el extraño viaje que realiza a una tierra inhóspita acompañado por un niño y un grupo de cruzados, y su postrero sacrificio final. Pero este breve argumento importa poco, porque el bueno de Nico lo que plasma en sus deslumbrantes, hipnóticas imágenes es una especie de homenaje/relectura de uno de los pilares fundamentales de la mitología eslava: Odín, dios de la sabiduría, la guerra y la muerte. El trayecto revelador hacia la plenitud de este personaje, capaz de vislumbrar el futuro a modo de oráculo intermitente (como en las inquietantes visiones rojizas de la peli) junto con un crío que resulta un trasunto de los propios "cuervos de Odín" (ojos y voz del dios en sus runas) y explorando una tierra salvaje (paralela a lo que sería la Midgard mitológica). Y con ello una bellísima reflexión acerca de cómo los valores de esta rica cultura fueron exterminados por la cristiandad, una dialéctica Hombre-Mito-Naturaleza confrontada a la burda y violenta colonización cristiana y sus más oscuros dogmas y creencias. Esta apasionante dialéctica, siempre presente, nunca es subrayada ni demasiado explícita. El periplo de One-Eye / Odín hacia su propio destino, una suerte de cosmología que roza el nihilismo, puede parecer contradictorio: ¿qué hace un pagano embarcado hacia una supuesta Tierra Santa? Aprender, reflexionar, confrontar y finalmente trascender con orgullo. Así pues, VALHALLA RISING se levanta como una apasionante reflexión acerca del Hombre y la Naturaleza (lo que incluye a la suya propia), una orgullosa reivindicación del paganismo filosófico de raíces eslavas y de cierta manera de encarar el mundo que ya parece extinguida. Venerada con razón por ciertos grupúsculos contraculturales nórdicos (entre los que se incluyen decenas de grupos de death y viking metal suecos y noruegos, que suelen citarla con admiración), la sobrenatural y telúrica energía que es capaz de transmitir esta película, sin renunciar a puntuales y acertados estallidos de violencia seca y muy gráfica, podría gustar a un Werner Herzog en sus buenos tiempos y encantar al Terrence Malick más contemplativo. Incluso, si me arriesgo, podría haber sido aplaudida por el mismísimo Stanley Kubrick. E insisto, visualmente impactante, exquisita en su tratamiento de la luz, el encuadre y la desbordante Naturaleza, quizás la única deidad realmente digna de ser venerada. Una experiencia a descubrir.

- Lo mejor: su lenta cadencia cuasi opiácea y el segmento en el barco, magistral

- Lo peor: que esté rodada en inglés, y que muchos se desesperen con tanta mirada al infinito...

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VERBO - España - 2011
Ya lo sabéis, malandrines: siempre ando buscando películas que caminan en el filo de la navaja, esas que con un pequeño descuido pueden caer en lo sublime o en lo ridículo. Esas pelis son las que se me quedan pegadas al córtex cerebral y a las entrañas, por eones. VERBO es una de esas. Cine atrevido, valiente, inclasificable. La mejor ópera prima en años. Oro puro. De lo mejor de 2011. Y comienzo por la conclusión por el cabreo que me he llevado al ver que en oráculos de la crítica de cine más democrática, pongamos por ejemplo a Filmaffinity, esta joya no llega ni al 5. Increíble. Paso de pataleta, pero la bendita red de redes es una poderosa arma que siempre dispara en dos direcciones opuestas. A lo que vamos. VERBO, salto al largo de Eduardo Chapero-Jackson, no es una película redonda ni perfecta. No está pulida ni ajustada, es algo irregular y juega con la arritmia narrativa con temeridad. Me la sopla, porque VERBO también es una peli chocante, desconcertante, absorbente, hasta arrogante por lo kamikaze de algunas de sus propuestas. Rebelde y reveladora. Chapero-Jackson amalgama en su triste y poética historia sobre suicidas adolescentes mil y una referencias audiovisuales que, sin embargo, dotan de notable empaque visual y apabullante personalidad a la propuesta, creativa y llena de vida e ideas, fantasía cyberpunk de guerrilla y arte urbano que, oh sorpresa, retrata a sus protagonistas, insisto, adolescentes, con respeto, dignidad y profundidad, huyendo como la peste de muchos lugares comunes en el cine y la tele teenager de este país, en la que la tendencia a retratar esta compleja etapa vital suele discurrir por los senderos de la idiocia y la superficialidad. Y es que VERBO no sólo es un perro verde dentro de la industria de esta sacrosanta península, cuyo cine sigue empeñado en retroalimentarse con los mismos parámetros y fórmulas y expulsar de su núcleo y engranaje a quien se sale del tiesto, sino que esta película brilla a escala global. Mención especial para la debutante Alba García, que lleva sobre sus frágiles hombros todo el peso de la narración. Su personaje, ese trasunto de Alicia atravesando el espejo, es una criatura compleja y hermosa que obra el milagro de que, cuando al fin logra sonreir, todo el universo sonríe con ella. Pensamiento-Acción-Actitud-Destino. Rebelión personal. Chapero-Jackson ha dado un aldabonazo de órdago con VERBO, amigos. Aplausos y respeto, admiración. Estás en la lista. Aquí hay cineasta para rato.

- Lo mejor: única, sus desajustes no pesan, la hacen más grande

- Lo peor: si el personal se deja llevar por ciertas corrientes de opinión, le costará encontrar su público

  CABEZAS




Un poco del maestro Lynch para estos tiempos tan locos. Sublime.


REC 3 / España / 2012
Cambio de tercio para la única saga que el cine español ha sido capaz de exportar. Plaza y Balagueró toman las riendas por separado en las que, según dicen, serán las últimas piezas del rompecabezas REC. Balagueró se encargará de APOCALIPSIS, para el año que viene, mientras Paco Plaza nos entrega este GÉNESIS, que en principio se anunció como una precuela de la serie, cosa que no es del todo exacta. La historia de este REC 3 viene a ser una historia paralela de los hechos ocurrido en la primera entrega, en otro espacio. Decía cambio de tercio conceptual a varios niveles: en la forma y en el fondo. GÉNESIS arranca con un juego conocido, con esa cámara en mano inestable y frenética, narración polifónica centrada esta vez en un bodorrio. Plaza se mueve como pez en el agua dentro del "formato REC", con constantes juegos metalingüísticos y cierto cachondeo respecto al propio formato de la saga (atención a los constantes comentarios cinéfilos de Atún sobre el cinema verité). Toda esta parte, que culmina con la violenta explosión de infectados, sirve como aperitivo al festín que supone la película. Justo en este punto, Plaza juega a la carambola de romper el punto de vista (la cámara de video con la que estaba grabando uno de los personajes) y, tras el título de la peli (todo lo anterior, amigos, no había sido más que una divertida intro de la verdadera "fiesta"), pasa a una planificación tradicional sólo rota en ocasiones puntuales con otras "cámaras" (de visión nocturna y seguridad). Cambio de formato pues, cambio de espacio y también cambio de tono. Aunque las dos anteriores ya tuvieron su puntito de humor (muy) negro y cierta tendencia al desparramo, REC 3 se lanza de cabeza hacia un tono mucho más ligero y divertido que las otras, configurando un espectáculo trepidante en el que el humor cafre, la aventura y el gore descacharrante buscan (y encuentran) la complicidad del respetable, un coktail de risas y sobresaltos que, doy fe por las carcajadas y gritos del personal en la sala, funciona. Sería para la saga REC lo que ARMY OF DARKNESS fue para EVIL DEAD. ¡Incluso una chispeante y desatada Leticia Dolera se convierte en un trasunto de Ash matazombis motosierra en mano! No dista mucho el sentido de la diversión de un jovenzuelo Sam Raimi en la propuesta de Paco Plaza, que no obstante sabe marcar territorio con un par de secuencias gloriosas por su belleza: la de la madre bajo una torrencial lluvia y en especial su brutal final, que es capaz de encoger el corazón y sacudir al respetable, rojo sangre sobre blanco inmaculado. Así pues, un soplo de aire fresco para una saga que en su segunda entrega ya dio algunos síntomas de agotamiento, disfrute notable que sabe llegar a su público, que somos nosotros, sin complejos y con nivelazo técnico y estético, película que contribuye a crear industria, que es lo que necesitamos para salir de este enfermizo bucle en el que se encuentra el audiovisual en nuestro país. ¡Bravo!

- Lo mejor: diversión garantizada orgullosa de lo que es, que da lo que promete y que insufla nueva vida a uno de los fenómenos cinematográficos más esenciales de los últimos años

- Lo peor: lo desaprovechado de algunos secundarios como Atún o los amigotes del prota

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